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miércoles, septiembre 10, 2025

La Inteligencia Artificial; ¿Enemiga?

Los mitos de ignorancia y la tecnología mal usada


Recuerdo que, de niño, había una gran alarma general porque existía un supuesto grupo de fanáticos religiosos disidentes de la facultad de medicina de la UNAM que visitaba escuelas con el pretexto de vacunar a los estudiantes de primaria pero que en realidad buscaban esterilizar a los menores. Esto sucedió en la Ciudad de México, claro.

Tal asunto comenzó por la popular práctica del sistema del esténcil utilizando un mimeógrafo, que en los años setenta era una costosa maravilla, y algún pudiente ocioso leyó dicha nota en un periódico francés. Es decir, se trataba de una nota policiaca de París referente a un culto religioso y supremacista que buscaba exterminar castas no galas y no sajonas de la región de Europa Occidental, incluyendo solamente Francia y Alemania y siguiendo el ideario Nazi de Hitler, al que llamaban Gran Guía.

Lo que representa que el ocioso que tomó la nota policiaca francesa y adaptó la leyenda a la imaginería mexicana, omitió la parte en la que la Police Nationale francesa había capturado a dicha banda criminal cuando planeaban distribuir sustancias tóxicas entre la población de menores de la capital francesa y posteriormente de la alemana occidental (era aún la guerra fría). El sujeto utilizó entonces su mimeógrafo e hizo una volante anónimo advirtiendo a los pobladores de Polanco del peligro de dicha banda.

En resumen. El sujeto creó el mito valiéndose de su capacidad monetaria para poseer un aparato que en ese entonces era incosteable. Por supuesto que dicho mito trascendió y se convirtió en todo un asunto de histeria que incluso orilló a los padres de familia y docentes a solicitar protección en las escuelas. Privadas y públicas.

Cuando se descubrió el pequeño pero ruidoso fraude, las cosas apuntaban a notas más importantes como el primer accidente fatal del Sistema de Transporte Colectivo —Metro— en la ciudad de México, los Juegos Panamericanos y los muchos análisis a la entonces reciente visita de la Reina Isabel II de Inglaterra a México.

Pero el punto de enfoque aquí no es la repentina referencia histórica de la capital mexicana en 1975 sino la utilización de tecnología de manera equivocada. No era el miméografo el problema, sino cómo se usó.

Del televisor al internet

No hace mucho, cosa de semanas, revisaba los canales de cable y pocos me llamaron la atención. Noté, no obstante, que hay como veinte canales destinados a La Casa de los Famosos. Por lo que entendí, se trata de un Reality Show de obsesiva y morbosa neurosis para el que es evidente que se ha invertido mucho dinero. Esto me llevó a pensar en los muchos talentos verdaderos que prefieren utilizar plataformas como YouTube, Instagram, Facebook y Tik-Tok para crear programas más interesantes en el contexto cultural y artístico. Ya que el presupuesto mencionado no es algo con lo que ellos cuentan.

Es decir, la televisión oficial con cobertura al aire a nivel internacional, vende morbo, lo que no es nada nuevo, acepto. Es como descubrir el hilo negro y la ebullición del agua. Lo chocante es que lo hagan con sumas impresionantes de dinero sin una finalidad positiva.

Ahora regresemos un poco en el tiempo, otra vez, cuando las computadoras eran demasiado costosas y se podían escribir cosas que se imprimían después de ser corregidas y el cálculo programado en las hojas de administración empresarial —utilizando bases de datos— adquirieron una ventaja extraordinaria por encima de las calculadoras y el desperdicio de papel y floretes costosos.

No dejemos de mencionar el diseño gráfico y algunas cosas más igual de creativas. Lo gracioso fue que las computadoras tuvieron más boom por servir como consolas de juegos que por sus beneficios prácticos.

Más cercano está el uso de los blogs que tuvieron su mejor momento en agrias campañas políticas entre 2005 y 2012 y fueron desplazados por los video blogs de opinión que contenían más propaganda agresiva que propuestas progresistas. En otros casos no menos comunes traían al frente la superficialidad de los creadores de contenido (influencers).

En breve resumen, no fue la tecnología la que desplazó a nada ni a nadie sino el uso de la misma con la estupidez como herramienta. Es común leer a muchos en Facebook hablando de aquellos tiempos en los que los niños jugaban en la calle y los muchos carteros que perdieron su trabajo por culpa de los correos electrónicos. Yo mismo llegué a cuestionar el desplazamiento del teléfono de línea y los telégrafos por culpa de los Smartphone.

Sin embargo no fue la tecnología.

En los mejores tiempos modernos del teléfono, todos teníamos que encontrar alguna caseta o servicio de operadora para comunicarnos con otras personas y hacer acuerdos de negocios. En los ochentas se popularizó el Beeper para enviar un mensaje a base de impulsos y avisar a alguna persona para que se comunicara de inmediato. Ergo: se pagaba una fortuna para poder hacer lo que hoy resolvemos con llamadas o mensajes de WhatsApp, Messenger y, en el caso más nostálgico, un SMS o una llamada celular usando un paquete de servicios.


El internet mismo evolucionó mucho a partir de su nacimiento en 1969 con el ARPANET, que era exclusivamente de uso militar en los Estados Unidos y, para la sociedad, dicha idea era parte de la mejor ciencia ficción y en esos años pocos conocían ese secreto por su obvia naturaleza confidencial.

Fue hasta 1989 que se creó el ambiente World Wide Web (WWW) para comercializar el Protocolo de Control de transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP) creado a su vez en 1983 para reducir la dependencia de las terminales (computadoras) hacia los servidores (equipos de alojamiento de datos y transmisión).

El internet comercial de hoy es incluso muy diferente al internet de los años noventa cuando tu módem debía realizar una llamada telefónica para que tú pudieras navegar.

Mi punto al mencionar todo esto es que en los tiempos en que la tecnología no estaba tan avanzada como ahora se invertía mucho dinero, tiempo y recursos materiales. Realizar llamadas a socios comerciales en otros países resultaba costoso y se dependía mucho de los cambios horarios, disponibilidad de horarios de trabajo y en la mayoría de los casos del FAX, que también implicaba una llamada a costo real.

Podemos ponernos muy nostálgicos pero, en una comparación estúpida, trato de imaginar a Jimi Hendrix en 1966 utilizando un laúd medieval sin amplificadores haciendo el mismo sonido que lo hizo famoso. O también a Yngwie Malmsteen sin su guitarra tocando el violín como Paganini y al mismo tiempo conseguir la popularidad que tiene hoy en día. Es decir, sería imposible. Las guitarras eléctricas y los amplificadores son parte esencial de ellos dos y ambas cosas fueron un avance tecnológico en su momento.

Cuando se atacan esos avances recordando aquellos viejos y buenos tiempos, se suele tener una memoria selectiva porque nadie parece recordar cuando se carecía de los mismos. Pero acepto que existe el otro lado de la moneda.

Existe el peligro de la alienación, eso es cierto. Pero con el primer ejemplo que expuse aquí —la falsa campaña a partir del uso del mimeógrafo— también podemos detectar que ese peligro no es de hoy. Tal vez es más acentuado hoy, pero no es nuevo.

La estupidez como problema central

Aquí es donde entra en juego uno de mis temas favoritos con dos de mis autores favoritos: La Teoría de la Estupidez, a cargo de Dietrich Bonhoeffer y Carlo Cipolla. Los traigo —de nuevo—al frente porque eso es exactamente lo que sucede con la tecnología, suele caer en malas manos y por consecuencia es mal utilizada. En un modo mayoritario, aclaro, más no general.

En la sociedad dominada por la estupidez aceptada existen dos tipos de personas: Los Bandidos y Los Estúpidos. Los primeros explotan la tecnología aprovechándose de los otros creando una dinámica de consumo que el bandido ha planeado para hacer que el estúpido sea su consumidor. Obviamente ambos tienen una identidad colectiva en este escrito.

Muchos artistas como músicos, pintores y literarios; hemos tenido algún momento el recelo de la Inteligencia Artificial por sus muchas capacidades. Actualmente crean imágenes, videos y hasta voces con un realismo más allá de lo impresionante. Y también existe la capacidad de hacer canciones utilizando la inteligencia artificial.

Aunque yo mismo entraría al debate cuestionando la creación poco ética de fotos, videos y música; debo hacer notar que incluso en trabajos bien realizados existe la posibilidad de determinar lo que está creado por inteligencia artificial y lo que no lo está. Existe algo llamado Test de Turing, creado para probar la capacidad de dicha tecnología, que ayuda a diferenciar la lógica en las cosas creadas por la inteligencia artificial y detecta sus rastros por los códigos que esta tecnología utiliza.


El punto sigue siendo que precisamente esa es la parte barata del uso de la inteligencia artificial (ó IA). En el caso del uso comercial, para tener una herramienta capaz de realizar trabajos que casi reemplacen el trabajo manual (énfasis en “casi”), sin estar entrenado debidamente, se debe pagar mensualmente por una aplicación que originalmente está prometida como gratuita con los subtítulos casi invisibles de compras dentro de la aplicación. Hasta el día de hoy no existe herramienta alguna con semejante capacidad que pueda usarse y no pagar por ello. Una de las tretas del bandido para atraer estúpidos.

En las redes sociales, de hecho, ya se han integrado funciones de inteligencia artificial que pueden crear un discurso y publicarlo; ya sea una opinión o una historia, sin necesidad de pensar más que en un argumento de tres o cuatro líneas que la IA va a desarrollar. En este punto, los vivales se están aprovechando de los tontos que buscan éxito fácil, y de hecho esos vivales se hacen millonarios a costa de eso.

Pero también existe la utilidad positiva de la inteligencia artificial.

La IA entre el progreso y el desperdicio

Actualmente las empresas de logística, por tomar un ejemplo, utilizan la IA para llevar control de los inventarios de sus clientes y en sus bodegas manejan sistemas de drones para hacer lectura de los números de serie, cantidades, estados, fechas de embarque y datos de los clientes. Tanto de origen como de destino.

Anteriormente se requería que los empleados de bodega realizaran esa tarea pieza por pieza en un lapso de una semana hasta incluso un mes, dependiendo el tamaño de la compañía.

Para que dichos drones funcionen en horarios establecidos y en solicitud del técnico a cargo, deben realizar la tarea que una fuente de inteligencia artificial les ordena. Los empleados que antes realizaban dichas tareas ahora se encargan de descargar, ordenar y posteriormente cargar de nuevo los productos que esas compañías manejan para sus clientes con mayor libertad.

Adicionalmente, algunos clientes pueden llevar su propio control desde sus oficinas ejecutivas a través de aplicaciones y programas con los que la inteligencia artificial se encarga de enviarles información en tiempo real.

Como dicha tecnología está hecha para realizar tareas repetitivas que, en manos de humanos, generan margen amplio de errores, dichos errores se reducen en un ochenta por ciento. Lo que podría sonar simple pero, en cuestión de resultados, para las empresas y organismos de gobierno, ese porcentaje significa la diferencia entre el éxito y la bancarrota (para los gobiernos puede representar pérdidas fatales en las arcas).

Esas mismas empresas, y muchas más de otros tipos, actualmente se están mudando al uso de flotillas de camiones de carga eléctrica así como una compleja vigilancia que no sólo consiste en rastreo satelital sino también de internet y varios niveles de GPS. Todo controlado y optimizado por sistemas de inteligencia artificial manteniendo el seguimiento de cada vehículo desde diferentes sistemas garantizando sus funciones y protección.

Por su lógica multidireccional y sin efectos emocionales, la inteligencia artificial también logra manejar una impresionante cantidad de datos que mantienen al día a las empresas y órdenes de gobierno, de la misma manera que, hoy en día, resuelve sin que sea notorio muchos problemas que antes hacían complicado manejar dispositivos celulares y su relación con las compañías telefónicas. Las tarjetas de transporte por cierto, ya son manejadas por la IA, así como el control de los sistemas de viajes de aviones, autobuses, trenes y barcos, entre otros.

El paradigma

El ser humano, frente a todo esto, ahora tiene la opción de aprender a manejar esos sistemas que, por simple lógica, no pueden hacerlo por su cuenta. A pesar de las muchas leyendas tétricas que afirman lo contrario.

El trabajo manual humano también se facilita con la ayuda de esta tecnología y de hecho hasta algunos sistemas de hidroponía para el uso agrícola tienen un gran resultado a partir del uso de la IA.

No es fácil enfrentar cosas nuevas. Se entiende la desconfianza a partir de las cosas que, por su funcionalidad, pueden prestarse a perjudicar a terceros, pero sucedió en su momento lo mismo con otros adelantos como la fotografía, el celuloide (películas), el teléfono, el internet y de hecho hasta algunas cosas que en su momento fueron el alcance mismo de la tecnología avanzada.

En algo estoy de acuerdo sobre el miedo a esta tecnología y es lo que ya he repetido varias veces: el mal uso.

Un arma es peligrosa en manos equivocadas, así como el poder político. Un tonto puede utilizar una excelente computadora para ver, descargar y hasta vender pornografía, e incluso vivir de ello (bueno, ni tan tonto pero conocemos el punto, ¿no?).


El mejor Smartphone, diseñado para simplificar la vida laboral y conectarla a la personal, puede ser utilizado para ver videos estúpidos y memes mediocres en redes sociales. Sin omitir a los acosadores que se dedican a buscar chicas de buen ver o las chicas de cabeza hueca que suben más fotos en bikini que las veces que se rascan la cabeza.

Si le das un horno de repostería a quien sabe hacer pan, pizzas y buena bizcochería; el horno será bien utilizado. Pero si se lo das a un idiota, dicho horno terminará en alguna casa de empeño o calentando carne asada los domingos mirando el futbol y bebiendo cerveza. Toda vez que un horno de repostería no está hecho para asar carne. Y espero que se entienda el punto.

Básicamente, aquí se expone el hecho de que la IA está siendo manejada en dos ambientes opuestos: el del progreso y el de la estupidez. La estupidez es la única fuerza que no tiene límites y que puede destruir sistemas complejos y prósperos desde dentro. En contraste, el uso correcto de la herramienta marca avances y evolución.

En la Teoría de la Estupidez, Bonhoeffer y Cipolla tienen enfoques orientados en diferentes bases pero con la misma finalidad. Cipolla define la estupidez no como falta de inteligencia, sino como un comportamiento irracional que perjudica a otros sin generar beneficio propio, o incluso perjudicándose a sí mismo. En tanto Bonhoeffer destaca el peligro del poder en manos de una persona estúpida. Ambos coinciden, entre otros puntos, en la clasificación de personas en cuatro cuadrantes:

Inteligentes: Actúan para su propio beneficio y también benefician a los demás (Gano yo, ganas tú).

Incautos: Actúan para beneficiar a otros pero se perjudican a sí mismos (Pierdo yo, ganas tú).

Bandidos: Actúan para su propio beneficio perjudicando a otros (Gano yo, pierdes tú).

Estúpidos: Sus acciones perjudican a otros y también se perjudican a sí mismos (Pierdo yo, pierdes tú).

Bonhoeffer profundiza en la existencia de estúpidos que tienen control y poder y lo utilizan en perjuicio general. Tal es el caso de los fanáticos de las novedades estimulantes y baratas de la tecnología. Los controladores sacarán provecho personal y los manipulables invertirán en ello.

La estupidez de los controladores en este caso radica en su necesidad de tener poder sin tener una idea clara del contexto de la tecnología hacia la productividad real. Como usar un Ferrari como taxi, como burdo ejemplo.

Ahora, apliquemos a detalle esta lente en la tecnología. No todo mal uso es estúpido; a menudo es malicioso (bandido). La clave es identificar cuándo cruza la línea hacia la verdadera estupidez.

¿Cómo actúa el estúpido manipulador? (o malicioso)

Este, y sus derivados, es el tipo de personas que ponen en polémica todo avance tecnológico pero en este caso hablaremos de la IA y del comportamiento de estos ejemplares. Ellos utilizan el diseño adictivo y el discurso convincente para promover la polarización, la desinformación y la comparación social negativa. En mayoría, son quienes más visitas tienen en sus plataformas y redes sociales debido al morbo y la reacción instintiva de sus seguidores.


Ganan dinero con el enganchamiento para apoderarse del tiempo y los datos de sus seguidores (y el dinero de sus clientes, de haberlos), aunque perjudiquen la salud mental de estos. Y casi siempre utilizan un modelo éticamente cuestionable de negocio que es racional para ellos.

Cuando la desinformación que promueven —como las teorías conspiranoicas y el negacionismo— erosiona la confianza en las instituciones, la ciencia y la democracia, crean un entorno social tóxico e inestable donde todos pierden, incluidas las propias empresas tecnológicas que operan en ese ecosistema. Dicho de manera coloquial: están cortando la rama en la que están sentados.

Este tipo de idiotas no solo están al frente de la cubierta de dulce formada por las plataformas y redes sociales, también los hay que tienen en sus manos tal poder que podrían considerarse el némesis de la humanidad misma. Entre muchos otros ejemplos, los estúpidos con poder pueden (o trabajan en ello manipulando a quienes pueden) desarrollar tecnología de inteligencia artificial sin ética ni control, como hay casos en la carrera armamentística.

Conclusión: La tecnología en sí no es estúpida. Es una herramienta neutra. El uso bandido de la tecnología es común y predecible porque es gente que busca beneficio a costa de otros.


El verdadero peligro, que encaja perfectamente en la Teoría de Cipolla, es el uso estúpido de las herramientas tecnológicas en cuya dinámica falta la visión a largo plazo. En esta irracionalidad e incapacidad de ver las interconexiones del sistema, los fanáticos de estos idiotas son llevados a un terreno en donde todos pierden, incluido el imbécil que inició la acción.

La tecnología amplifica el poder de la acción humana, pero también amplifica el potencial de estupidez. Un estúpido con un palo es un problema local. Un estúpido con el manejo de inteligencia artificial, una plataforma global o una herramienta de ingeniería genética, es un riesgo global.

La solución, como sugeriría Cipolla, no es detener el progreso, sino ser conscientes de esta dinámica y diseñar sistemas (leyes, educación, ética y controles) que protejan a la sociedad de los maliciosos y, sobre todo, que limiten el inmenso daño que los estúpidos en general pueden infligir con las herramientas equivocadas.

La IA no es el enemigo. El verdadero peligro es la estupidez humana amplificada por la tecnología y yo no le temería a la inteligencia artificial, les tengo más miedo a los idiotas.

Es cuánto

Messy Blues


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domingo, mayo 04, 2025

Cerebros Vacíos, La Nueva Generación

La falta de creatividad actual


Hace muchos años, 1980’s, tuve la suerte de ver a Deep Purple (Agosto de 1985, Los Ángeles, CA) con su alineación más respetable encabezada por Ian Gillan que por supuesto también estaba engalanada por los legendarios Ritchie Blackmore, Jon Lord, Ian Paice y Roger Glover. Supongo que será para la historia un golpe de suerte para mí porque esa alineación es irrepetible pero, bueno. Algunos temas nuevos, muy buenos, y algunos de antaño casi fieles a los originales y una extraña versión de “Smoke on the Water”. Como músico puedo entender muchas razones para que un grupo de la altura de Deep Purple no hagan en vivo una transcripción del disco, pero en ese concierto me cambiaron el concepto musical de esa canción. Mi vicio hacia lo Retro. Yo esperaba algo parecido a su versión en “Made in Japan” pero vi a Blackmore modificando mucho su propio solo de guitarra, aquel que había inspirado a tantos guitarristas, esta vez utilizando un “Slide” y Ian Gillan haciendo un juego de voces con el público: “Smooooooke on the wateeeer….. a fire in the sky”, para no tener un “Encore” después de eso, o al menos no recuerdo que hubieran tenido alguno. Años más tarde, leí una entrevista que le habían hecho a Blackmore y le preguntaron que por qué sus solos de guitarra resultaban diferentes cada vez que tocaba alguna de sus canciones en vivo, a lo que Blackmore respondió: "El arte está en buscar la nota, no en copiarla", refiriéndose a la poca creatividad que resulta mantener una obra musical como una mera transcripción, especialmente en donde el espacio de un solo, de cualquier instrumento, está destinado a la creatividad espontánea. Es decir, Blackmore hablaba de crear, reinventar y mejorar contra la idea de re-utilizar siempre un mismo recurso, una y otra vez.

Ritchie Blackmore nunca se ha destacado por su estabilidad dentro de una banda, ni siquiera la suya (Rainbow), pero es cierto que siempre ha sido un músico que busca y avanza,  sin retroceder en sus pasos. Y esto me trae de regreso al día de hoy y, al margen de lo viejo que yo pueda ser, no encuentro mucha creatividad en el Mainstream actual. Veo que hoy se hace música de pésima calidad, espectáculos pretensiosos, arte plástico surgido de software de vectores, irrelevantes Stand-ups, abusos de toda clase con la Inteligencia Artificial (importante: no critico la IA, critico a quienes NO saben usarla y a quienes abusan de la misma), y una constante sobre-explotación de franquicias taquilleras. Hoy la empresa Disney se está llenando los bolsillos con las regalías de algo que fue una buena idea en 1978: “Star Wars” y la convirtió en franquicia en la que la inocencia de un aventurero Luke Skywalker combatiendo a maloso llamado, en ese entonces, Lord Darth Vader; se convirtió después en la primera Soap-Opera galáctica en la que aparece todo el mundo, incluido Diego Luna, y los principios de la historia resultaron más modernos que el principio de la aventura.

Tiempos aquellos tan geniales en que lo más fantástico del cine era la novedad dominguera de la matiné de palomitas de maíz con tus amigos del colegio, viendo a “The Lone Ranger” con su fiel “Tonto” (así se llamaba), y tú ibas con tu mejor camisa, apestando a loción de “Avón” , los zapatos “boleados” y el pelo todo pegado con “Gel” (léase “Yel”, porque “Hell” significa “Infierno”). Tal vez el Llanero Solitario era una franquicia peor o hasta más mala, pero cada semana había una aventura diferente. Aunque creo que ni iba todos los domingos y, cuando iba, las películas también eran del Enmascarado de Plata, El Santo.

Pero, regresando de ese viaje a la nostalgia, debo aceptar que lo "comercial" no siempre es sinónimo de malo, pero es cierto que el capitalismo tiende a homogenizar el arte. Mi punto: Actualmente hay poca creatividad y ni el arte ni la literatura presentan propuestas nuevas que, como antaño, cambien el curso de la historia. Hago hincapié en “Arte y Literatura” por una razón, el análisis de la ciencia, que más adelante hará un inesperado punto de quiebre en este artículo. Así que, retomando la idea original, la comercialidad del capitalismo implícito en la vida diaria tiende a diluir la esencia de lo que es la cultura como vehículo para pensar, algo a lo que la modernidad parece estar restándole importancia.

Tenemos, por ejemplo, que muchas películas realizadas en el siglo pasado como “The Exorcist”, “Star Wars” (1978), “West Side Story” (1961), “Frankenstein” (1925), entre muchas otras; no han podido ser superadas. Hoy existe una cultura de “Re-Make”, “Prequel”, “Sequel” y “Reboot” para explotar muchas obras de arte hechas anteriormente (y que no se ven precisamente beneficiadas por ello) pero no existen propuestas nuevas. Películas como Star Wars o Avengers (de Marvel), en su contexto original, rompieron moldes, pero hoy muchas de sus secuelas/spinoffs son ejercicios gratuitos de nostalgia con “Marca Registrada”. Y sucede lo mismo con los constantes intentos de reinventar a Batman y a Superman a partir del Superman bobalicón de Ilya Saldkin (1978) y el Batman bastante bastardo de Tim Burton (1979). ¿Y qué podemos decir de Spider-Man?, ese personaje había representado las delicias de la infancia de mucha gente y en los años ochenta tuvo un penoso intento de ser llevado a la pantalla casera (TV). Sin embargo, en 2002, Sam Raimi creó la primer película oficial del superhéroe… idea que fue reciclada varias veces en menos de veinte años. Harry Potter pasó de ser una saga literaria con encanto a un universo expandido forzado (Animales Fantásticos), donde el dinero dicta la creatividad.

¿Cine de terror?, tal vez lo más amargo de este tema. En los años treinta, “Frankenstein” y “Drácula” crearon más reacciones de miedo y tensión psicológica que los constantes abusos de recursos “Gore” y asesinatos sin sentido en las películas de terror actuales, con sus rebuscados intentos de miedo de segunda clase. “The Exorcist” es probablemente la película del género que ha merecido más profanaciones que ninguna, desde un pésimo trabajo en “The Exorcist II; The Herectic” hasta “The Exorcist: Believer”, pasando por malas bromas como “The Exorcist III” (fracaso a cargo de su propio autor: William Peter Blatty), “Exorcist: The Beginning” y “Dominion: Prequel to the Exorcist”. En resumen, todas explotando el éxito que tuvo William Friedkin en 1973. Esto lo traje al frente precisamente para hacer notar la falta de creatividad actual. Es cierto que la moda del “Vintage” tiene sus encantos pero, vamos, no es lo mismo buscar un Volkswagen Sedan modelo 1969 que hacer cientos de películas nuevas sobre temas que hace años marcaron una época. Desde luego, la mediocridad creativa actual también aplica a otras industrias culturales como el K-pop coreano o el Anime japonés, que tienen fórmulas repetitivas. ¿En dónde quedó el talento para crear?.

Hablando de Frida Kahlo. Su pintura "La columna rota" o "Las dos Fridas" son poderosas en un contexto de realidad y mensaje a las mujeres, pero su imagen hoy es más un símbolo de resistencia empaquetado para el consumo (desde museos interactivos, hasta barbies). ¿Ella hubiera querido eso? Es difícil saberlo y en lo personal no creo que Frida haya aprobado su conversión al consumismo (ella era comunista) y, además y en contexto actual, el arte pierde esencia cuando se convierte en mercancía. Pero vamos a retomar la frase de Ritchie Blackmore mencionada arriba. Dicha frase capta justo el núcleo de la crítica: la diferencia esencial entre la búsqueda creativa (el riesgo y la originalidad) y la repetición segura (la fórmula robada y la copia), y así es, bajo esa lupa, muchas franquicias y figuras canonizadas caen en lo segundo. Blackmore hace que regrese una opinión mía sobre las “Bandas Tributo”, aquellas que se dedican a revivir las glorias de grandes grupos como Queen, Led Zeppelin, Iron Maiden, The Beatles, The Who y los propios Deep Purple, entre muchos otros. Blackmore, como músico, sabe que tocar "Smoke on the Water" mil veces no es arte: el arte estaba en componerla en 1973. Hoy, muchas franquicias son como bandas que solo tocan covers de sí mismas y muchos otros músicos se añaden a la repartición de beneficios sin haber tenido una mínima pizca de talento siquiera. ¿Dónde está hoy la "Nota Buscada"?. Incluso como “rebelión”, el verdadero arte está en desafiar, no en repetir, y los artistas actuales más comerciales evidencian sus carencias creativas retomando éxitos pasados. 

En los años 1970’s, grupos como Yes, King Crimson, Pink Floyd, Genesis y Emerson, Lake & Palmer llevaron la música a terrenos sinfónicos, conceptuales y técnicamente desafiantes, porque tuvieron Innovación (Fusión de rock con jazz, clásica y folkore -Ejemplo: "Close to the Edge" de Yes-) y Riesgo financiero (álbumes como "The Dark Side of the Moon" o "2112" de Rush eran experimentos sonoros y filosóficos, no productos comerciales calculados). Hoy: Bandas como Porcupine Tree u Opeth mantienen ese espíritu, pero el género ya no es Mainstream. ¿Por qué importa? Porque fue una época en la que el arte en la música popular se tomó en serio a sí mismo, sin miedo a ser pretencioso. Y no dejemos fuera a un genio en toda la extensión de la expresión: Jean-Michel Jarre y su creación del “New Age: El sonido del futuro”. Con sus discos "Oxygène" "Équinoxe" Jarre fue pionero en llevar los sintetizadores al gran público, creando atmósferas cósmicas y presentó en su momento la Innovación (Uso de tecnología -como el sintetizador ARP 2600- para crear paisajes sonoros: El Legado (Influenció a generaciones de electrónica, desde Vangelis hasta Daft Punk) y El Contrapunto (El “New Age” actual puede sonar "cursi y hasta aburrido", pero en su momento fue revolucionario).

Siendo objetivo y dejando de lado mis enfoques grandilocuentes, también puedo citar a un músico mexicano que probablemente no es precisamente un Mozart y de hecho algunas de sus canciones famosas son un (quiero creer que involuntario) plagio (como “Metro Balderas” con ritmos y acordes extraídos de canciones de Chuck Berry y letra de Rodrigo González, y la canción “La gente dice” que es un claro plagio de la canción “Linda Lu” de Ray Sharpe): Alex Lora. Lora fue auténtico en su momento, pero el rock urbano mexicano luego cayó en clichés que trataron de repetir la fórmula inventada por el líder de “El Tri”. Algo que de nuevo muestra una total falta de creatividad. No es una acusación hacia Lora sino a sus demasiados imitadores… bueno, el plagio no deja de ser una villanía. En contraste, tenemos creadores actuales menos pretensiosos y bastante creativos que podrían superar la línea que estoy señalando como podrían ser “Black Country, New Road” o el jazz experimental de Matana Roberts. “Garbanzos de a libra” en un mundo moderno pleno de carencias intelectuales.

Dentro de la música tenemos sobrevivientes de los 1980’s que aún marcan derroteros a pesar de que podrían tener sus lados oscuros como Metallica que han combinaron crudeza thrash con estructuras complejas ("Master of Puppets") pero se diluyeron mucho a partir de su famoso “Black Album”. Yngwie Malmsteen que posee una técnica deslumbrante, pero para algunos Yngwie carece de emoción y creen que es "shredding" sin sustancia. El multicitado Ritchie Blackmore de quien se destacada la maestría desde "Highway Star" con Deep Purple hasta el folk de “Blackmore’s Night”, buscando siempre algo nuevo (aunque no siempre le ha funcionado). En el cine tenemos verdaderas revelaciones como Yorgos Lanthimos (Poor Things), Ari Aster (Midsommar) o Brandon Cronenberg (Infinity Pool), que juegan con lo grotesco y lo impredecible. O bien el nuevo cine mexicano con Alejandro González Iñárritu (Amores Perros), Alfonso Cuarón (Y tu mamá también) y Guillermo del Toro (El laberinto del fauno); quienes romantizaron lo feo, lo marginal o lo fantástico con una voz propia partiendo de elementos poco usados en el cine antes de ellos.

Algo que podría decir respecto a todos los mencionados en párrafo anterior es que todos tienen algo en común: “Autenticidad”, no siguen fórmulas, las crean; “Técnica al servicio de la idea”, no solo son "hábiles", tienen algo que decir y “Riesgo”, han tenido fracasos, pero eso es parte del arte. 

¿Es la Inteligencia Artificial un peligro?

No sé, personalmente yo creo que no. Curiosamente he leído muchas expresiones criticando el advenimiento de la Inteligencia Artificial y traigo al frente el tema porque es precisamente la IA lo que ha evidenciado que hoy existe falta de talento pero además también juicio y sentid común. Remontando los recuerdos, descubriremos que la gente es la que no sabe utilizar los avances tecnológicos. Varios ejemplos son el nacimiento de la fotografía en el siglo XIX y mucha gente temía que el proceso robaba sus “Almas” y por esa razón quedaban impresas en el papel. Como sabemos, la fotografía comercial obtuvo aceptación hasta poco después de la primera mitad de ese siglo. No muy lejano estuvo aquel capítulo de la primera proyección de una película los Hermanos Lumiere, "La llegada del tren a la estación de Ciotat", cuando los asistentes huyeron de la sala pensando que realmente había un tren entrando al lugar. ¿Qué decir de la invención del teléfono?, no es una exageración esto, a mí en lo personal me tocó ver a mucha gente teniendo miedo al teléfono (¡en los años setenta!) y el miedo irracional que, en las décadas de 1970 y 1980, la gente le tuvo al horno de microondas atribuyendo al aparato altas radiaciones que producían enfermedades.

Todo lo anterior fueron situaciones relativamente normales, como sucedió con la prehistoria y los rayos de tormenta; pero la irresponsabilidad de la gente se demostró con el uso del Internet. De repente todo el mundo podía crear una página amateur y conversar con otras personas utilizando una computadora, lo cual recibió muchas condenas por parte de gente que no conocía bien la tecnología. Así, hubo también mucha gente irresponsable que utilizó el medio para objetivos poco recomendables. Luego tenemos el uso de los "Teléfonos Inteligentes" que convirtieron a la gente en zombies funcionales atrapados en el dispositivo y olvidando por completo la vida real. De esa manera, un avance que se supone es para el desarrollo de la tecnología como es la Inteligencia Artificial, es actualmente condenado por ignorancia y explotado por oportunistas que ofrecen apps que convierten fotos, crean besos virtuales y hasta situaciones que podrían destruir a una persona, aparte de incluso poder crear música sin necesidad de tener una banda de Rock… o de cualquier estilo.

El problema no es la Inteligencia Artificial, es la falta de clase, ética y talento para utilizar la tecnología como herramienta y no convertirla en un único recurso, lo que nos trae de regreso al tema principal: la falta de talento que domina hoy en día.

Solo para la reflexión

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